martes, 29 de junio de 2010

UNA VIDA NUEVA TRAE NUEVA LUZ


Luego del terremoto que azotó el Perú, el último 15 de agosto del 2007, decidimos salir unos días de Lima. La verdad, que fue muy duro pasar el sismo en un piso 17. Nadie creería cómo se puede mover una edificación, en éstas circunstancias.


Nos encontrábamos con Jorge, alistándonos para salir a comprar, cuando de pronto, empezó a tambalearse el edificio, como si fuera, la rama de una árbol, ante el viento. A pesar de que yo había pasado tres terremotos en Lima, éste me pareció el peor; es decir, el más largo y fuerte. En mi departamento, les diré, que se rompieron muchas cosas. Entre ellas una pesada escultura de un personaje andino, al que llamábamos cariñosamente, Andy. También habían muchas cosas rotas en el suelo, como jarrones y copas. Nuestra pescera, había perdido la mitad del agua y otras tantas cosas, fuera de su sitio. Fue terrible.

 
A los pocos días, quisimos mudarnos pero sin éxito; y comprendimos que lo mejor sería, como para escapar de la crisis, un viaje.

Enrumbamos a Iquitos, a la tierra natal de Jorge. Nos alojamos en la casa de sus padres, donde nos recibieron afectuosamente. Al llegar al aeropuerto, lo primero quee llamó mi intención, fue el calor sofocante. Había casi 35 grados de calor y la sensación que sentí, fue la impresión como si tuviera una parrilla muy cerca a mí, que me calentaba todo.

Allí, se sucedieron los días con mucho calor, e intensidad. La verdad, podría decirse, que su clima, es ideal para una limpieza de la piel, porque como por arte de magia, empiezas a sudar, como uno no se imagina. Tenía que cambiarme la ropa varias veces al día, aunque, ya casi al final, lo hacía menos frecuentemente, porque había logrado un grado de adaptación al calor.

Por otro lado, la ciudad ofrece una multiplicidad de olores y colores. Una ciudad, en la que se respira oxígeno, y que huele a madera, y también a plátano. Contrastan con esos otros olores, que provienen de la emisión de gases de los innumerables moto taxis, que circundan sus calles y que hacen mucho ruido.

La ciudad me pareció interesante, una ciudad movida, viva. Parece ser, que todo el mundo quiere estar desplazándose siempre. Se nota que hay alegría de vivir. Diría que es una ciudad pujante y laboriosa, que se moviliza y comercia a cada esquina, en cada momento.

Hay otras cosas interesantes también en la ciudad. Tiene sitios pintorescos y puedes viajar a través de los ríos que rodean la ciudad. Incluso se puede navegar por el río Amazonas y visitar tribus, que realizan danzas e intercambio. Si tienes mayor presupuesto, puedes pernoctar en la selva, en reservas, especialmente acondicionadas.


En la ciudad, hay bares bonitos y cerveza en cantidad. Por el calor, todo momento es propicio para tomar una cerveza. Hay también mucho turismo extranjero y hay muchas historias y leyendas que fluyen al hablar con la gente.

Hay  una vegetación muy vasta así como fauna. Hay un zoológico que muestra anacondas, reptiles, felinos y una gran cantidad de mariposas e insectos.Iquitos es una buena ciudad, para dejar el invernal frío de Lima, y llenar los huesos del calor amazónico.

Iquitos es un espacio, dentro de otro, llamado Perú; donde te encontrarás, con sus costumbres, con sus comidas, con sus colores y olores. Iquitos, aquella ciudad que estaba en mi memoria y que ahora está en mi corazón, aquella ciudad de la que había oído, y ahora de la que puedo hablar. Iquitos, es grande tu ciudad, y tu río, el Amazonas. No puede ser de otra manera. Uno ve bien, cuando algo va para más. Y ésta ciudad, que parece, un poco olvidada, pronto logrará la grandeza, por que en sí, ya es grande por si misma, y por su pueblo, pujante y trabajador.

Un nuevo viaje, se encontraba en nuestro camino éste mismo año. En noviembre, fuimos al valle de Chanchamayo, en un lugar muy bonito, y que esta a no más de 400 kilómetros de Lima, sin embargo, ir allá en ómnibus, toma de siete a ocho horas, debido al serpenteante camino, que cruza los andes.

Tomamos un bus que nos llevo a una zona cálida, dejando el frío de Lima. Jorge y yo decidimos viajar.  Nos acompaño John Tremblay,  un turista americano, amigo que se ganó nuestra amistad y con quien congeniamos mucho. Llegamos a Tarma, una ciudad un poco fría y atrasada, justo en el medio entre Lima y la Merced, donde el tiempo parece haberse dormido. 

Recuerdo la diferencia, cuando la visite años antes, en busca de Andre. El Andre, que luego no quisiera saber mas de mi y del que perdí el rastro. Ese Andre, al que fui a buscarle desde Lima, para tan solo para pasar una noche con él. El Andre que me acompañó cuando mi hermano murió, y con quien compartimos momentos intensos un día de aquel pasado, que se aleja como se alejaba Tarma de nuestras vistas, dejándola con su pobreza y nostalgia detrás de nosotros.

No pude dejar de recordar, aquellos momentos; aunque ahora ya tenia otra persona, muy querida a mi lado, estrechando su mano, y a quien no le decía, lógicamente, todo aquello que pasaba por mi cabeza en aquellos instantes;  queriendo seguir adelante, y dejar atrás, la ciudad y sus recuerdos.


Seguimos subiendo en nuestro camino a la Merced, y alcanzamos mucha altura, para luego descender y ver aparecer poco a poco la vegetación. Esa vegetación que siempre aparece, cuando uno viaja de una ciudad andina, a los valles de la selva. Una vegetación cada vez mas intensa y donde aparecen árboles delgados pero inmensos. Una vegetación, que adorna sus tierras, cubriéndolas de un color de esperanza.

Luego de pasar también a través de innumerables túneles, ver aparecer ante nuestros ojos, cataratas inmensas, sortear mil y una curva, aparece San Ramón, ciudad pintoresca, muy cerca de la Merced. Entre éstas dos ciudades, distante unos cinco minutos en mototaxi una de la otra se ubica, ruidosa, una discoteca hermosa llamada, Cametza. Esta discoteca tiene una hermosa arquitectura, y poco tendría que envidiarle a otra similar, de Lima; o de cualquier ciudad importante del mundo. Es amplia y muy bonita. Allí estuvimos una noche con algunos amigos y amigas que conocimos ése mismo día, en el Tour tomado en la Merced. Con ellos, bailamos mucho y disfrutamos de una noche plena de diversión.

La ciudad de la Merced, es ceja de selva y ofrece al visitante muchos atractivos, empezando por su comida, y sus innumerables hostales y hoteles, para todo presupuesto, Esta parece ser la ciudad de donde se toman los tours, a otros valles cercanos y a innumerables cataratas, de ensueño. Desde la cual, se puede llegar a Oxapampa y a el Pozuzo, tierra de colonos alemanes, radicados cientos de años en estas tierras. También conviven aquí, la tribu de los ashaninkas, originarios de la zona, que tienen una reserva de tierras donde ofrecen alojamiento y venden innumerables objetos de artesanía y agroindustria.

Hay dos cataratas que pudimos ver y que deslumbraron nuestra atención. La de Bayoz y el velo de la novia de las cuales procuraré presentarles algunas fotos. En el camino a ellas se ve un cerro que asemeja la silueta de un andino dormido, como vigilando sus tierras. También en el trayecto, se puede conocer algunos puentes antiguos incas, de donde parten, excursiones de aventura, de caminatas y viajes en balsas.

Todo esto se ofrece al visitante, cuando uno pasea por la plaza mayor de la merced. Allí, jóvenes, con su carpeta bajo el brazo, con imágenes y precios de los tours, le dan a uno una noción de lo mucho que se puede hacer aquí.

Esta plaza que es reunión obligada de personas, y la cual uno atraviesa, para comer diariamente, se le aprecia, muy movida y alegre. No tanto como el movimiento de Iquitos, pero que parece que va en camino a desarrollarse rápidamente. Le aventaja sobre Iquitos, es que tiene más caminos de penetración y que el clima es menos hostil. La merced con un clima que parece una primavera o mejor dicho un verano limeño, alcanzo en estos días de 26 a 28 grados.

La ciudad también puede ser apreciada desde un mirador, o pequeño cerro, que tiene una gran Cruz, que la custodia. El trayecto es mejor hacerlo en mototaxi porque esta algo alejado.

Fueron pocos días, los que estuvimos allí. Fue mucho lo que vimos, y el anhelo de regresar, a completar la visita. Uno siempre deber tener donde llenarse de calor los huesos y también donde recuperar la alegría del corazón. Me agradan mucho las ciudades de selva para ello. La gente aquí parece estar preparada para recibir al visitante. La gente es alegre y su calor llena el ambiente de frescura a el alma.

Unas buenas cervezas y un buen plato servidos de carnes de la zona deleitan al más exigente comensal. La naturaleza se encarga con su verdor de llenar los ojos de colorido. Un buen baño al pie de las cataratas renueva a cualquiera y trae a uno con otros aires, de vuelta a su ciudad.

De regreso, con anécdotas y aventuras a cuestas, llenamos las alforjas con material útil, para todo buen conversador. El temor se disipa y uno contagia a los que tiene a su alrededor con los relatos acerca de estas tierras.

31 de diciembre de 2007. Se fue, un año lleno de movimiento. Un año muy especial para mí y para éste pedazo de patria llamado Perú. Son las diez de la mañana, y me acabo de despertar. Un vaso de leche, un yogurt y dos pequeños panes, cortaron mi corto ayuno de la noche. Ayer en casa de Juan Nuñez Bouroncle, la pasamos muy bien. Planeábamos lo que sería esta noche: Una cena sencilla, unas bebidas y el compartir de amigos. Todos, dispuestos a recibir con esperanza el 2008 y dejar atrás el 2007, que fue muy movido, no sólo en el quehacer político, donde se jugó, mucho de nuestro futuro, sino en cuanto a la sociedad misma, que se vio conmovida por el gran seísmo de Ica.

La mañana templada, de un tímido verano, acompaña el sueño de muchos de los que ésta noche permanecerán despiertos en medio de cohetes y bombardas, que anunciaran que un nuevo año está en marcha.

Fin de año, es un buen momento para hacer el análisis de la vida de uno mismo. De todo ello en lo que uno falló, y todo lo que debe hacerse para que esto cambie. Aquí y ahora, haré una confesión de parte, por los muchos defectos que tuve y tengo; reconozco muchos de mis errores cometidos y confieso que soy débil. Cometemos muchos errores, los que transitamos por esta vida, y nuestro deber cada año debe ser, el propósito de enmendarlos.

Este año, cumplí también 50 años de vida, y que a decir verdad, no son poca cosa. Sin embargo, me siento útil, productivo; lleno de esperanza y buenas intenciones que espero maduren pronto. Esta segunda mitad de mi vida, debo llevarla con prudencia y alegría. Debo transitar por la vida con la madurez de un hombre adulto, aunque quiero conservar, la sencillez y alegría, que me caracteriza. Quiero dar lo mejor de mi, y preocuparme también por mi salud y estabilidad.

Hacer un poco de deporte, no me vendría nada mal, en este año que se inicia y así, corregir un aspecto de mi vida, que tengo un poco descuidado. Será importante, tanto para mí, como sería igual, para cualquier persona que se precie de quererse, es decir: preservar la salud. Uno, no sólo debe vivir en función de si mismo, sino en función de los demás. Cuanto uno más se brinde a ellos, mas alegría tendrá, y más estará contento consigo mismo.

Cuando pasan los años, se ve, que mucha de la familia y amigos que tenía cercanos, se alejan; y esto, para dar paso a nuevos rebrotes de amistad y cariño. Uno va dejando lo que le arraiga, y va haciéndose más, uno, con el mundo. La felicidad, se encuentra en el momento y ocasión, que a uno le toca vivir. Allí y ahora, debemos ser felices. Allí donde estamos y con los que estamos. Esa es realmente nuestra familia y nuestro objeto de preocupación. Como uno quisiera, sin embargo, estar un rato, con aquellos que vimos pasar por nuestras vidas, y decirles, que si bien no estamos con ellos, les queremos. Uno va recorriendo camino, y a veces tiene que desarraigarse de cosas y seres tan queridos.

Personalmente, dejé en mi camino, siempre, a muchas personas que quise mucho. Padre, amigos, hermanos, profesores, compañeros, y mucha familia. A veces, esto es necesario, aunque no signifique que no les queramos; y otras veces, es inevitable, fruto del destino inexorable.

En ocasiones, también, la cercanía de las personas, hace más daño; y el recuerdo es más que suficiente. Es como esa espina del bello rosal, que juntos son uno, pero que tienen, una parte áspera y, por contraposición, otra delicada.

No hablaré aún, de todo lo que quedó en mi camino. De algunas palabras fuertes, que dañaron una amistad que suponía era mayor. Las palabras son una espada que puede servir para dañar mucho. Lo más prudente, muchas veces es callar, y que sea el tiempo, quien restañe las heridas.

Hoy quiero dar gracias a la vida por las muchas oportunidades que me ha ofrecido. Y que, a pesar, de estar casi en el abismo, me tendió siempre una cuerda de la cual sostenerme. Quiero ser fuente de esperanza, para todos aquellos que tal vez pasaron o pasan dificultades. Quiero decirles, que el más divino tesoro, entre nuestras manos, es la vida misma. Nada justifica perder la esperanza de vida. Sólo debemos escuchar nuestro corazón y así, adaptarse a todo. Siempre sin embargo, luchando con coraje y determinación.

Quiero por ello ofrecerles este poema, que es un canto mismo a la vida:

"Hoy me he de levantar con aires nuevos. Dejaré atrás todo lo que me ata. No miraré dolores, tristezas, penas, ni nada de aquello que me impida ser feliz. Arrojaré a un lado las sábanas y al ver la luz primera, agradeceré por el nuevo día; de poder oír el canto alegre de las aves, las voces de mis seres queridos; de poder ver la luz de la mañana; sentir el olor del pan horneado, y del silencio, que va quedando atrás, con la agitación de la ciudad que despierta.

Al salir de casa seré alegría para los demás, y aceptaré el saludo y sonrisa de las personas; les daré mi mejor esfuerzo y trataré de ser portador de un mensaje de paz. Ofreceré mi tiempo a quien lo necesite, y haré del servicio, una filosofía de vida. No reclamaré nada a cambio, que mi satisfacción será el deber cumplido conmigo mismo. Tendré en cuenta el ejemplo de todos aquellos que trabajan desde muy temprano y que se esmeran por ayudar a sus hermanos, a su madre enferma, o por llevar un pan para sus hijos. Aprenderé de ellos, el sacrificio, y la importancia del presente; haré como ellos, para que cada acción, sea la más importante.

Dejaré atrás las preocupaciones y sólo me preocuparé por ellas, luego de realizar mi trabajo; mientras tanto seré conciente de todos mis actos y los haré de la mejor manera posible. No temeré a equivocarme y si ello sucede, primero me reiré de mi torpeza, e inmediatamente lo intentaré de nuevo, y lo haré mejor. Nadie en la vida, deja de cometer errores, ellos no deben paralizarnos, no hay que temerles. Los problemas siempre se resuelven intentando soluciones y cuando se la encuentra, hay que tomarla como parte de nuestra vida. No es bueno caer siempre en los mismos errores, pero si lo hiciera, tendré el valor para levantarme.
Hoy quiero apreciar todo lo bello que ofrece la vida; y esto se encuentra en lo simple, en un paseo, en una conversación o en una comida sencilla. Hoy veré en cada persona una oportunidad para ser mejor; para llevarle alegría, para ofrecerle ayuda, para acompañar su soledad. No mediré el tiempo ni estaré pendiente de él, no permitiré se convierta en un yugo. Haré mis cosas con calma, organizadamente, y si algo no lo puedo hacer hoy, no me preocuparé, lo haré mañana. Dedicaré mi mejor esfuerzo, esbozaré mi mejor sonrisa, estaré aseado, limpio, y me ofreceré ante cada uno, como si tuviera una cita pendiente. Cumpliré todos los requerimientos y haré todo lo posible para ayudar al prójimo. Si la fuerza no me acompaña, no dejaré de luchar, sólo tomaré un descanso, para retornar luego, con más empeño. Por ti, por mí..."

Con éste pensamiento, me despido de éste 2007 y espero, llene de buenos augurios sus vidas. Que sea fiel testimonio de lo que uno pueda hacer por superarse. Y que todos, compartan en sus casas ésta noche, una reunión, o una comida sencilla; que sea o bien una reunión de familia, o la de amigos fraternos, y que sirva para estrechar lazos.

Este 26 de marzo, Jorge Luis cumplió 32 añitos. Como cada año esperó su cumpleaños con impaciencia. La verdad que si hay alguien a quien le gusta celebrar su cumpleaños, es a él. Desde un mes antes se preparó para recibirlo, y organizó una reunión con su familia y otra con sus amigos. Jorge Luis es de aquellas personas que envuelve con su alegría el lugar donde esté. Por eso tiene tantos amigos, y que bueno, porque sabe bien escoger a sus amistades, acercando a los que más quiere y alejándose de quienes le pueden hacer daño. Hablar de él, estando muy cerca suyo, podría hacerme hablar con poca objetividad y envolver mis sentimiento en lo que digo, pero no creo equivocarme al hablar de su prudencia y su buen juicio. Este marzo recibió la víspera de su cumpleaños a sus padres a quienes está muy agradecido siempre; también vino a casa, su hermana y cuñado. Con ellos recibimos alegremente su día en medio de algunos bocadillos y cervezas y algún ron, con la bebida que odian en Cuba, pero que todos toman fuera de Cuba, y conocen como Cuba Libre. Decir que la pasamos lindo esta demás y decir que pasó rápido el tiempo es verdad. Luego le cantamos un happy birthday y comimos un rico pastel llamado opera comprado en Don Maminos. Luego a dormir y esperar con impaciencia el día que recibiría a sus amigos. Por mi parte, pedí en mi empresa, dos días de vacaciones después del 26. Llegué temprano ese día para los últimos preparativos. Salimos a las cinco y quince de la tarde, luego de llegar de mi trabajo, para recoger la torta. Al medio día recogimos los panes que Paulo preparó con esmero, ayudado por Margot la empleada de nuestra casa. Aquí, vimos pasar la hora y como se volvían los ingredientes, en finos platillos preparados. Por otra parte sillas y mesas adornadas acompañaban el salón esmeradamente decorado por jorge con plantas y otros adornos. Los invitados empezaron a llegar a las 8 y 30 y se formó un grupo nutrido de más de 20 personas, que entre conversaciones amenas y divertidas iban bebiendo vino, whisky, ron, cervezas y sodas, que eran atendidas por Michael un mozo comprensivo por el tono cada vez mas encendido de las conversaciones. Así pasada la noche, se fueron formando grupos como en toda reunión; y amigos, y amigas, iban y venían de un sitio a otro para traer y llevar los comentarios. Cerca de las 3 y media de la mañana quedaban ya pocas personas, que pasamos al departamento, para los últimos comentarios.

En resúmen todo fue un éxito y mucha alegría se derrochó ese fin de semana culminando el viernes en la disco donde expresamos nuestros sentimientos y dejamos el stress de una semana habitual. Sin embargo, como siempre, donde hay alegría ronda, la tristeza e incertidumbre, y así el mismo sábado en la mañana, un temblor fuerte nos despertó, casi sin haber dormido, y nos trajo a la memoria el sismo de agosto del año anterior. Recién hoy lunes, estamos mejor, y Jorge supera ya, una dolencia estomacal, que también llegó, para opacar un poco la alegría de esos días y volvernos a la realidad, y así, darnos cuenta que debemos caminar con pasos cautelosos, para dar oportuna respuesta, a todo lo que se presente.

Hoy una noche calurosa de un otoño que parece verano y dispuestos a ver con nuestros ojos los que nos depara ese abril, que nos gustaría a veces no llegue, como para quedarnos en ese verano delicioso de Lima, y ataviados de prendas escasas, para soportar un calor de 29º, como hoy 31 de marzo de 2008.

El fin de semana pasado realicé un corto viaje al departamento de Ica, que se encuentra situado a menos de 300 km de Lima. Lo que se inició como un viaje de trabajo, en Pisco; se extendió al sábado 19, para realizar un viaje de placer, a Ica. El viaje me permitió ver in situ, lo que había pasado en esa zona, luego del sismo de agosto del 2007. Luego de estar en Pisco, donde se organizó todo lo necesario, para la reunión donde un grupo de empresas, coordinan el apoyo, de la empresa privada, para con las personas de la zona. Esta empresas, se han unido, para ofrecer su cooperación a los pueblos, de las zonas vinculadas, a la actividad minera y de hidrocarburos. Fue un honor para mi ver que el trabajo que apreciaba, desde mi oficina, en Lima; y donde sólo podía ver números y cifras; ofrecía una realidad muy distinta. Pude ver como una sinergia de esfuerzos, entre los cooperantes, instituciones educativas, jóvenes becados y padres de familia, hacían realidad sus sueños, y; que con su presencia, demostraban el interés y agradecimiento al programa. Esta ceremonia, coordinada y organizada por el consultor José Gómez, quien se preocupo porque cada detalle estuviera dispuesto en el modo oportuno. La ceremonia central se llevó a cabo, el viernes 18 con jóvenes participantes, de Ica y Cusco. En resumen, la reunión, fue todo un éxito, y contó con momentos de emoción, al oírse, las diferentes voces de los estamentos comprometidos.

Muy cerca a Pisco, esta la bella bahía de Paracas, que visitamos por unos minutos, en la mañana, y donde tomé algunas fotografías pintorescas que muestran la zona, su hábitat y diversidad biológica. Luego de la ceremonia, opté por extender el periplo por un día más, en ir a conocer, Ica, su ciudad y entorno. Para ello tomé un ómnibus, de la empresa Soyuz que me llevó hasta Ica por 3 soles cincuenta, en menos de una hora. Allí, sin conocer mucho la ciudad, salí con mi maletín, a buscar un hotel donde pasar la noche, el cual, encontré a menos de dos cuadras de la plaza de armas. Esta plaza, ostenta un bello obelisco y piletas de agua, que lo circundan. En la plaza, esperé a Jorge, quien vino a darme el encuentro. Ica como Pisco, han sido muy dañadas por el sismo, pero a su vez se ve que están saliendo adelante con el esfuerzo de sus habitantes y la ayuda internacional. Para mi, fue una sorpresa ver una ciudad con tanto movimiento económico y de personas. Se ven por tos lados calles bulliciosas, muy pobladas, pero a la vez muy desordenadas, con tránsito, caótico y peligroso. La ciudad misma parece tener un aire no muy pacífico y si se quiere viajar allí, para buscar paz y relax, la visita obligatoria, debe ser ir a la Huacachina. Esta laguna, que antaño, tuvo aguas termales, hoy es mantenida, artificialmente, con agua, que llega a través de una cañería, que está visible literalmente. Visitamos, la Huacachina, tanto de noche como de día. Se ve que es muy visitada por turistas, para fines de relax y aventura. A su alrededor tiene construcciones, que ofrecen alojamiento. También hay muchos bares, que invitan a pasar momentos inolvidables. Cercana a ella, se puede practicar deportes en arena, o bien atravezar las dunas cercanas en carros acondicionados, para atravesar el desierto. Un viaje que corto, pero que me ha dado fuerzas para continuar y entrar al próximo invierno de Lima, que parece no llegar nunca.


Son pocas las ciudades, que con tan sólo, oír su nombre, nos llena de admiración. Son ciudades con tradición milenaria, y que han surgido, porque allí hubo y hay un gran pueblo que las cimiente. Ciudades que su historia, siempre fue creciendo y en las que nunca se apagó la mecha triunfadora que las coronan. Cusco, es una de ellas y tuve la oportunidad de visitarla alrededor del año 1985. Hoy 23 años después se me presenta la oportunidad de volverla a ver, de recorrer sus calles empedradas, y sentirme dentro de una cosmópolis.


Generalmente quien la visita, piensa que le gustaría quedarse a vivir allí. En mi primer viaje, siete días me fueron insuficientes para recorrerla, y gozar de sus deleites visuales. Como muchos pensé, que algún día me gustaría vivir allí. Aunque no se presentó la oportunidad para ello, hasta hoy, sin embargo, una vez más, caminaré al lado de sus muros incas, incrustados, muchas veces, en construcciones españole o modernas.



Cuzco es maravilla del mundo, no sólo, por su belleza arquitectónica, sino especialmente, por Macchu Picchu, montaña, que hoy se inmortaliza, en fotos mil, y que ha sido declarada una de las 7 maravillas del mundo moderno. Cuzco le deja al visitante, un gusto muy especial; tanto por su artesanía, comidas, y muchos de los grandiosos restos arqueológicos que ostenta, y que sumados a los que la Universidad de Yale, en estados Unidos, conserva ilegalmente, forman parte del acervo cultural de ese pueblo, corazón del Perú.


El martes 3 de junio del 2008 llegué nuevamente a la ciudad y les presento dos poemas que reflejan un poco mi sentir, al partir de Lima. El primero, un poema, que escribió mi abuelo Juan Luis, al dejar Lima, momentos previos a uno de sus viajes y refleja lo que es dejar la casa cercana; y dice así:




ADIOS A LIMA



Adiós Lima querido, adiós hermosa

ciudad en donde vi la luz primera;

parto a donde me lleva mi destino

adiós, última vez... ¡quizá no vuelva!



Adiós tierra querida. Lima galana;
me ausento de tus lares, con pena tanta

que siento por mis ojos correr las lágrimas...
Lima: al partir te dejo

¡Te dejo el alma!



Quizá no vuelva a ver a los queridos

seres que dejo en tu querido seno

¡Adiós última vez! Lima: tus torres

ya se pierden confusas a lo lejos.

Dejo en Lima una madre
dejo una hermana;

que al venirme he dejado

desesperadas;

otras personas dejo
también amadas

Lima: Al partir te dejo

¡Te dejo el alma!

Muy lejos yo estaré; pero mi mente

estará fija en ti; Lima querido

los días tan felices que he pasado

¡no creas que echaré nunca en olvido!

¡OH Lima! en tu seno
dejo a mi amada

guárdala hasta que vuelva

Lima galana...

Lima: al partir te dejo

¡Te dejo el alma!

Adiós Lima querido; adiós hermosa

ciudad en donde vi la luz primera;

parto a donde me lleva mi destino...

Adiós, última vez... ¡Quizá no vuelva!



Abordo del: "Loa", Mayo 20 de 1901



El otro poema recogido en 1614, por Juan de De Santa Cruz Pachacuti, habla de un sentimiento hacia el Creador. El implorar al Dios Supremo de los Incas, el Dios Desconocido: El Viracocha, por su protección y así dejarlo todo a su voluntad:



VIRACOCHA


Poderoso cimiento del mundo

tú dispones:

"Sea éste varón,
sea ésta mujer".

Señor de la fuente sagrada,

tú gobiernas

hasta el granizo.

¿Dónde estás

-como si no fuera
yo hijo tuyo-

arriba,

abajo,

en el intermedio

o en tu asiento de supremo juez?

Óyeme,
tú que permaneces

en el océano del cielo

y que también vives

en los mares de la tierra,

gobierno del mundo,

creador del hombre;

los señores y los príncipes,

con sus torpes ojos

quieren verte,
mas cuando yo pueda verte

y conocer y alejarme,
y comprender, tú me verás
y sabrás de mí.

El Sol y la Luna,
el día y la noche,
el tiempo de abundancia
y del frío están regidos

y al sitio dispuesto

y medido

llegarán.

Tú, que me mandaste

el cetro real,

óyeme

antes de que caiga

rendido y muerto.


________________________________________



De ésta manera, salí con la nostalgia de quien deja la tierra querida, y por otra parte, cómo quien se envuelve en el pensamiento del pueblo Inca.



Cusco me recibió con una noche fría del mes de junio y cerca de los menos 2 grados centígrados. Tuve el agrado de reunirme con mi primo Javier y su esposa Rosina, que se encontraban en excursión turística. No es raro por estos días ver llena la ciudad de turistas nacionales y sobre todos extranjeros. Todos, expectantes de un legado milenario, y que parece nos remonta a siglos atrás, porque caminar, entre sus calles y plazas, nos hace pensar en lo grandioso del imperio Inca.


Lamentablemente, para mis intereses turísticos, a la mañana siguiente, partí hacia Quillabamba, donde iniciaría nuestro plan de trabajo. Nuestra empresa, iniciaría desde aquí, una seri de acercamientos, con municipalidades como la de Echarate, con quienes coordinábamos la ayuda para poblados locales.



En ésta travesía, recorrimos muchos pueblos hasta llegar a Ivochote, que está seis horas desde Quillabamba. El camino sólo afirmado, serpenteaba el río Urubamba y que tenía mucha vegetación, a medidad que nos insertábamos en ésta zona de selva.



En Ivochote, parecía terminarse el camino, y su poblado se comunicaba desde allí por medio pluvial. Botes surcados en su pequeño muelle, era a partir de allí el medio de comunicación más efectivo.


Luego de visitar varias escuelas de alternancia donde está concentrada nuestra ayuda, y al conversar con sus maestros y niños educandos, pude constatar, que el esfuerzo realizado, iba en la dirección correcta. Eran muchas caras de alegría que se veían alrededor nuestro, y era importante para nosotros saber conocer sus opiniones y realidad.

Lo que me llamó la atención, fue el comentario de una profesora, que decía que sus padres no podían creer, todo lo que ella le contaba que habían recibido como parte de la ayuda, y las nuevas esperanzas que se cernían sobre esos pueblos.

Ahora recibían formación adecuada, con medios adecuados, tenían nuevas camas y sus colchones, libros y muebles para los libros, computadoras para alumnos y profesores y en ciernes un instituto tecnológico que llevaría más educación a los niños y niñas que egresaran de sus aulas.

Además un apoyo integral en salud y en promoción de cultivos tradicionales como el café y cacao, que para ello se hacían estudios de cómo mejorarlos y de cómo impulsar su comercio.

Ya no me encontraba en la oficina viendo cómo se entregaba el dinero, sino ahora en el campo, viendo su verdadera utilidad y el compromiso con pobladores, autoridades y maestros.

Luego de pasar tres a cuatro días de intensos viajes y hacer todo lo posible para encaminar en el sentido adecuado los esfuerzos, volvimos a Quillabamba primero y luego al Cusco por carretera en parte asfaltada y que nos traía de vuelta a la ciudad imperial, después de pasar por nevados que pasaban los 4,200 metros de altura.

El camino, difícil y que nos obligó a cambiar de llanta una vez y esperar en otro tramo pacientemente que se resuelva un accidente de tránsito, nos trajo primero a Ollantaytambo y luego al hermoso Cusco.

Allí el sábado 7 en la noche le recorrí por algunas de sus calles del sector de san Blas, donde un fino retablo en madera pude apreciar de lejos, como atisbando, lo que dejé en reconstrucción en mi primer viaje y que ahora lucía espléndido, por su restauración.



















































































































El doce de Enero del 2007, nació Mía Fernanda, la hija de Bárbara y César. Gracias a Dios una niña sana, que vino para alegrar, a una familia, golpeada por la enfermedad de Patricia. Ella, fue el motivo, que le dio muchas fuerzas a mi hermana para poder superar su enfermedad.




Con su nacimiento, se podía ver nuevamente alegría en sus rostros; y con muchas más fuerzas, para enfrentar las dificultades de la vida.

Una vida nueva, siempre es una esperanza, y es siempre fuente de alegría.

De ver su desarrollo, de ver sus avances, de ver su adaptación al medio, no hace más, que henchirnos los corazones porque podemos ver el mundo con otra óptica.

A los que estamos alrededor de un recién nacido, nos vuelve más tiernos; tanto, al ver sus gráciles movimientos, esperar su sonrisa, y sus primeras palabras.

Quiera Dios, que los pasos de Mía Fernanda, ronden por el camino que siempre van los ángeles, y que sus pasos sean siempre protegidos, por el Creador. Que ella sea motivo, para que su familia se una; y que a su alrededor reine la felicidad.

Hago una oración por ella, para que tenga muchas alegrías, y que sea pródiga en los dones del Señor. Que el nuevo angelito de la familia, irradie bondad y alegría; y que sea motivo de orgullo para sus padres. Y, que todos los que estamos a su alrededor, colaboremos, para que en su vida, se conduzca, por la senda del triunfo y la prosperidad.


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