En éstos últimos años hemos pasado muchas alegrías, así como muchas preocupaciones y tristezas. Muchas de ellas relacionadas con el aspecto material o monetario, que felizmente se han ido arreglando con nuestro esfuerzo. Desde entonces pudimos hacernos de algunas cosas, y por cierto, también de algunas obligaciones.
La vida gay, por cierto no es fácil, más aún cuando uno tiene poco tiempo recorriendo éstos campos. Más de una vez hemos enfrentado dificultades, que casi nos echaron a perder todo. Sería difícil sin embargo, enfrentar una nueva vida, cada uno por su lado. Por ello ha sido necesario que hagamos sacrificios importantes en nuestras maneras de vivir. Hoy más bien, quiero renovarle mi compromiso de amor y afecto, procurándole, hacerle todo el bien posible, porque me he dado cuenta de su real valía y que quiero vivir por él.
Luego de pasar por momentos difíciles, la vida parece darnos siempre una oportunidad. Las visitas de amigos, siempre las disfrutamos, con quienes pasamos ratos escuchando música o entablando entretenidas conversaciones, amenizadas con algún piqueo, refresco o licor. Por ejemplo, el vodka con jugo de naranja, que Jorge, lo prepara deliciosamente. La vida está hecha de momentos y hay que buscar un motivo para pasarla bien. Y cada fin de semana deben ser un claro ejemplo de ello.
Meditar sobre los hechos sucedidos y sobre las acciones que habremos de tomar para cambiar una situación que nos preocupa, hace mucho bien y es muy necesario. Es muy importante saber escuchar, y luego, actuar prudentemente; cuando alguien te aconseja. La prudencia es un gran don en la vida. A veces, o muchas veces, he desoído esa voz interior, que nos dice cómo actuar. Y muchas veces, por supuesto, he tropezado con la misma piedra.
Para mí, ha sido muy importante, cambiar aspectos de mi vida, en momentos decisivos. Lógicamente, cuando tratamos de cambiar un hábito inadecuado, se hace difícil, más bien casi imposible y parece que nos encontramos en un círculo vicioso imposible de evadir. Sin embargo la decisión tomada y la constancia han hecho posible, que esto cambie. También el hecho de no querer sufrir el daño, que conllevaría seguir en determinado, mal hábito, que apareció en mi vida, y que jugó en mi contra. Esos vicios, que se adquieren en cualquier momento de nuestras vidas, y que parecen adueñarse de nuestras vidas, de nuestra voluntad.
Por ejemplo, aquel inofensivo cigarro que fumé a escondidas en casa, y que poco a poco fue acaparando mi atención hasta llegar a consumir casi dos cajetillas diarias.
Cuando uno se da cuenta que está llegando a enviciarse en algo, hasta casi perder la noción de lo que realizas, es cuando tiene dos opciones: o paras completamente, o te entregas al vicio desenfrenadamente, soportando las consecuencias que ello implica.
Quiero creer, que si me comunico más frecuentemente con el Hacedor, me ayudará. Hoy intentaré nuevamente, llevar mis oraciones al Señor. Hoy nuevamente, le pediré por un familiar, como lo hice ayer. Desfilan ante mi mente, todos aquellos familiares que fallecieron presas del cáncer; el abuelo Juan Luis, mi padre Rafael, mi tía Marcela, mi tío Lucho, mis primos Clarita, Mary, Gastón, Cecilia, y mi sobrina Paulet. Han sido tantos los casos de éstas enfermedades, a mí alrededor, que un poco han hecho, que nada me asombre.
La crisis de los años 1986 a 1987, me ayudó a dejar el vicio del cigarro, porque el dinero que gastaba en pagar por dos cajetillas diarias, me era necesario para otras cosas imprescindibles. De igual manera, me empecé a dar cuenta que algo andaba mal, cuando despertaba a media noche, con ganas de encender un cigarrillo. Es así que conversé con algunos amigos del vicio, y decidimos dejar de fumar. A pesar de que me costó un gran esfuerzo al principio, lo dejé por completo en el mismo día que tomamos la decisión. Esto, es algo que me sirve como punto de apoyo, cuando quiero dejar algún otro problema que me afecte, y pienso, que todos somos capaces, con esfuerzo y dedicación, de hacernos mejores a nosotros mismos.
Cuando todo parece irnos mejor en la vida, siempre hay algo que te vuelve a la realidad, para señalarte que el dolor, siempre está ligado a la vida. Justo cuando me sentía bien, la vida me reclamaría mis rezos. Hasta hoy, creía que me podía ir bien en la vida, sin elevar mis rezos y oraciones. Sin importarme, o preocuparme, si alguien estaba sin comida, sin trabajo o sin salud. Ahora me doy cuenta, cuán injusto es no pedir por otros, teniendo a las personas en el olvido, sin reclamar por ellas justicia o ayuda.
Quiero creer, que si me comunico más frecuentemente con el Hacedor, me ayudará. Hoy intentaré nuevamente, llevar mis oraciones al Señor. Hoy nuevamente, le pediré por un familiar, como lo hice ayer. Desfilan ante mi mente, todos aquellos familiares que fallecieron presas del cáncer; el abuelo Juan Luis, mi padre Rafael, mi tía Marcela, mi tío Lucho, mis primos Clarita, Mary, Gastón, Cecilia, y mi sobrina Paulet. Han sido tantos los casos de éstas enfermedades, a mí alrededor, que un poco han hecho, que nada me asombre.
Felizmente, la enfermedad de mi hermana Patricia, adquirida en el 2006, fue bien tratada por los médicos, y Dios logró que se restablezca; a pesar del sufrimiento por el tratamiento realizado. En ésta ocasión las oraciones de muchas personas alcanzaron los oídos de Dios para su curación. Esta enfermedad, me ha enseñado, que nadie es digno de ella y que sólo el destino decide quién la tiene. Aunque las causas exactas, no se conocen, hay múltiples factores que contribuyen a adquirirla, como la alimentación y el stress, que son condicionantes para que se presente la patología.
Gracias Dios mío porque escuchaste éstas palabras que te solicité en aquellos días de inicio de su enfermedad: “Quiero creer que todo le irá bien, que el universo moverá sus átomos para que ella mejore y que sobretodo, se aliviará. Sé que así será y estaré presto a contarlo, cuando así sea. Por ahora, empezaré a rezar y le pediré a todo aquel que lea éste blog, o con quien hable, que la tenga presente en sus oraciones, por ser muy buena hermana, y una muy buena amiga”
Hoy fuimos muy felices, cuando el doctor al revisarla, luego del tratamiento de radioterapia, quimoterapia y braquiterapia; dijo que era muy probable de que se recupere y de que lograría, salir adelante; y que lo que le queda, de la enfermedad, son sólo residuos que se eliminaran con éste segundo tratamiento. Nada más justo para una hermana tan buena y querida.
Hoy el cielo se acercó un poco a nosotros para darnos su luz y calor. Hoy las aves volvieron a cantar en el jardín del edén. Hoy el agua regó los campos sedientos de trigo, y nos dijo que la cosecha vendría.
Así, hoy en día, vemos otra vez la luz al final del tunel, comprendiendo, que todo esfuerzo tiene un resultado. Hoy Patricia dormirá entre nubes de algodón donde reposará su cabeza para soñar con el Creador. Hoy alimentará su sueño de ver a su nieta Mia Fernanda, grande; y luego, algún día, la acompañará, camino al altar.
Hoy le doy gracias a Dios porque después de la tempestad viene la calma; y porque la esperanza es lo último que ha de perderse.
Saber ahora que ella está bien, junto a su familia, recuperada de su enfermedad me da mucha alegría y gozo. También lo será para todos aquellos que se preocuparon por ella. No quiero que la tristeza inunde de lágrimas los ojos de quien lea esto, quiero más bien que la esperanza pueble sus corazones, y que ayuden con sus rezos a otros.
Por ahora sólo quiero decirle a Patricia, cuando lea éstas líneas, que todos la queremos muchos y que nos hace mucha falta aún. Y que es un ser humano, que llena de alegría el espacio donde habita, con sus bromas y risas, con sus ocurrencias y palabras medidas. Por todo ello hermana querida, mi corazón está contigo, en la salud y en la enfermedad; hasta siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario