miércoles, 24 de noviembre de 2010

CUANDO UNA MADRE SE NOS VA

Después de un largo período escribo para contarles que el día 18 de setiembre de 2008, mí madre, Genoveva, luego de estar 13 días hospitalizada, debido a una neumonía, dejó de existir, en las manos de sus hijos Marcia y Eduardo. Como todo aquel que pierde una madre, no puedo estar ajeno a la tristeza, que ello conlleva. Felizmente en éste corto periodo, en la clínica, permitió que día a día, fuera despidiéndose de su familia más cercana, quienes le acompañábamos tomándole, sus manos, dolidas e hinchadas, por el tratamiento medico. Ella con fuerza inusitada, resistió todos estos días sin mayores quejas. Con tan solo un tercio de un pulmón funcionándole, hizo que su corazón le trabajase con sobreesfuerzo, originándole gases arteriales, y además debilitándola. A pesar de que era ayudada con oxigeno desde el inicio, pasó, de cuidados intensivos a hospitalización; y cuando todos pensábamos que regresaría a casa al octavo día, presentó una arritmia, que impidió su salida y demandó una atención más cuidadosa. En esos días, el medico viendo que nada podía hacer por la recuperación del paciente, aconsejó aliviarla aplicándole calmantes que recibía en periodos cortos. En un principio, tuve la sensación de estar decidiendo por su vida, sin poder consultarle; pero luego, al saber, que ella nunca sería la misma, y que sólo sobreviría, tan sólo, con auxilio mecánico, comprendí que sería egoísmo, extender su vida unos meses, por el afán de solo tenerla con vida. Sólo así comprendí, lo acertado de las indicaciones médicas, que una autoridad de la clínica Ricardo Palma en Lima, el Dr. Cesar Villarán, había tomado. Cabe expresar, el agradecimiento, en nombre de la familia, por su fina atención y por las facilidades que nos otorgó.
 
Por otra parte, pude llevarle en esos días, un sacerdote a la clínica quien le impuso los santos óleos y reconfortó su existencia y alma. Desde aquel momento se le notó más tranquila y se preparó, para dejar lo material, con resignación, pero con gran esperanza. A veces creemos que la tía Cachito quien murió el 3 de setiembre último, la llamó pronto a la nueva vida, para estar juntas como siempre lo habían hecho y ahora por siempre en la eternidad. Mamá, fue velada en el velatorio, de la iglesia Nuestra Señora de Fátima; iglesia, donde ella misma nos llevaba de niños en nuestro antiguo barrio miraflorino. Su rostro sereno rodeado de muchas flores reflejaba, que se fue en paz y agradecida, con la vida. Se despidieron ante ella sus hermanos Alipio, Guillermo y Graciela; así como sus hijos Marcia, Eduardo, Pedro y Patricia, también se encontraban, sobrinos, nietos y muchos otros, relacionados en general.

Ayer sábado 20, fue cremada y sus cenizas, dentro de una urna de mármol, enterradas en el cementerio de Jardines de La Paz, en la Molina. Se fue pues, con 86 años, una mujer ejemplar, un alma limpia y purificada, en sus casi 15 años que permaneció en cama. Ella siempre fue cuidada por sus buenas enfermeras Karen, Flor, Doris, Santa, Susana, y otras; quienes en diferentes períodos la atendieron con esmero y dedicación. Genoveva Agusta, fue ante todo un alma buena y justa. Una persona que no sabia hablar mal de los demás; y donde, ante todo juicio que emitía, imperaba la prudencia. Una persona que en su vida se dedicó con esmero a hacer el bien, y estuvo dedicada a los suyos y a quien lo necesite. Una persona que a pesar de no concluir mayores estudios, tenia una sabiduría innata, por su corazón noble y experiencia de vida; que le ayudaba siempre, a su buen proceder. Una madre como pocas, que supo ganarse a quienes la rodeaban de su cariño y afecto. A ella mi gratitud y reconocimiento, por todos esos momentos, que le tocó atenderme. En ella, buscaré de ser su émulo; y con ella, con su recuerdo, viviré siempre.

Dice la Biblia, que hay un tiempo para todo. Tiempo para cosechar y tiempo para sembrar, tiempo para vivir y un tiempo para morir; así sucesivamente, para todo hay un tiempo. Y de la misma manera, cuando vemos nubes oscuras, sabemos que ha de llover; parece que por lo que sucede a mi alrededor, asoma ante ella, una etapa de cambio, de madurez.

Sé, sin embargo, que todo cambio se da con movimientos, y que ello, puede traer alguna inestabilidad. A pesar de ello, avizoro un futuro mejor para mí. Hace poco más de un mes, tenía cerca a mi madre, y tan sólo con saber que podía llamarla, me daba fuerzas. Ahora, que no la tengo y extraño, pienso, que quisiera tenerla cerca. La vida, nos enseña, que aquí en nuestra Tierra, nada es eterno y que todos somos aves de paso. No tengo la tristeza, que muchos pudieran suponer, ni tampoco, aquella que sentí, a mis 19 años, cuando mi padre, se fue a la Casa del Cielo.

Ahora, más bien, cuando he alcanzando algún sosiego en la vida, cuando tengo una mano amiga estrechando la mía; me doy cuenta, en todos los campos de mi vida; que empiezo a reorientarla en el sentido correcto. Van quedando atrás penas y tristezas, y empieza una etapa de responsabilidad. Dejo en el camino, hábitos, y conceptos mentales, que impedían mi despegue. No hablo, de un cambio financiero, ni digo que he entrado en una etapa de bonanza. Lo que quiero decir, es que una nueva visión de la vida, me enseña como actuar, en campos donde siempre cometía los mismos errores. Quiera Dios, que esta etapa, se prolongue, y que ella me enseñe, cómo llegar a ver la Tierra Prometida. Por el momento andaré por la vida en mayor armonía con los demás, meditando, para realizar siempre, lo bueno y mejor. Aprenderé a aceptar las decisiones y no forzaré situaciones.

Creo en la frase dejar hacer, dejar pasar, como medio de arreglar, lo que parece no tiene futuro. Me alegro por lo que sucede y no cuestiono lo que me es imposible cambiar. Ahora dejaré al tiempo hacer lo suyo y no trataré de luchar contra el tiempo. La vida es tan corta, que nuestro esfuerzo, se hace inútil si luchamos contra la marea. Hay que cambiar y luchar con y por lo que está en nuestras manos hacer. Dedicar nuestro mejor esfuerzo en mejorarnos nosotros mismos. Así cambiaremos al mundo, siendo sensibles y dando sin esperar nada a cambio. Que linda es la vida, donde se ve la ayuda, y no la de aquellos, que atesoran, creyendo que algo se van a llevar.


Pasó un año de tu partida y es como si aún estuvieras aquí, casi estoy pensando, que aún sonará el teléfono para saber de mí; aún me inquietan tus preocupaciones de saber cómo estoy y aún tengo la imagen viva de tu rostro tierno y bondadoso. A muy pocas personas conocí con tu sabiduría, ese conocimiento que no se adquiere con leer libros, ni en universidades, aquel aprendizaje que se obtiene por vivir con bondad la vida, aquella vida, que no te fue fácil, en ningún momento, porque como pocos saben, a los doce o trece años, ya cumplías obligaciones en casa, para con tus hermanos, huérfanos de padre tempranamente. Tampoco te amilanaron las enfermedades que tuviste, ni que tuvieron los que estaban cerca de ti. Con fuerza estoica siempre avanzaste en la dirección correcta. No he encontrado persona, que supiera actuar tan bien como tú, que nunca se amilanará ante la adversidad, y que más bien la lleve, con hidalguía, con serenidad y podría decirse que hasta con alegría.

Tal vez sí, quisiera saber cual era tu secreto, y creo, éste se llamaría prudencia. Enfrentabas la vida con pisada firme, sabiendo adonde ibas. No te parcializabas con tus hijos. Si había críticas, las hacías, y no permitías nada indebido.

Ahora que el tiempo pasa, se valorar tu compañía. Esa compañía que aparentemente necesitabas en tus últimos años de vida, por la enfermedad que te tuvo, por casi 15 años, postrada en cama; pero más bien eras tú, la que desde tu lecho, eras el pilar, el pedestal, de tu familia.

Ahora que ya no estás, ya no nos une tu presencia, tal vez cada uno hace su camino de diferente manera, tal vez a mis hermanos casi no los veo, pero así es la vida cuando nos hacemos mayores; la suerte que tenemos, es la imagen de esa madre noble y generosa, que como vela imperecedera, aún alumbra nuestras vidas, con tus enseñanzas y modelo de vida.

Genoveva, que partiste el último 18 de setiembre, para que celebremos tu Misa del mes, el día del Señor de los Milagros, al cual eras fiel devota, espero que desde el Cielo veles por nosotros y por todos a quienes querías, y ahora que sabes que te extraño, ayúdame a ser mejor, para que sea un instrumento tuyo en el cumplimiento, de todo aquello, que no pudiste realizar. Ruego a Dios, me ayude a no defraudarte y me permita seguir con tu estilo de vida, que tantos parabienes trajo para los que estuvimos a tu alrededor.









martes, 29 de junio de 2010

TIEMPOS DE CAMBIO

Hay tiempo para estar callado, para meditar. Tiempo donde hablar parece no tener sentido, donde reflexionar es lo más importante. Y es en ésta etapa, en la que he estado viviendo últimamente. Donde han sucedido muchas cosas, unas buenas, otras no tan buenas; y es que la vida sabemos, discurre entre llanto y alegría, entre cosas buenas que pasan y otras que prefiriéramos no hubieran sucedido.


Sucesos que se presentan, como diciendo, esto también es la vida. Ese dolor, que no comprendemos, que no aceptamos muchas veces, pero que las personas que saben de él, dicen que significa mucho, que es importante, que cambia a las personas, que las hace más fuertes, más grandes, más maduras, más humanas. El que ha pasado por una experiencia de dolor, sabe todo lo que implica, los cambios, de expectativas, de actitudes, de acciones. El dolor, es una fuerza motora, que puede destruir, como puede construir. Y son los grandes maestros de la espiritualidad, quienes dicen, que más construye, que más nos acerca a Dios.


En la vida, en algún momento todos pasamos por estos momentos. Hay el dolor físico, y hay el dolor moral, ante la pérdida de un ser querido. Quiero reiniciar ésta observación, señalando que éstos últimos años han sido muy difíciles, para mi familia.

Cuando aún teníamos el recuerdo, de la enfermedad de Patricia, de su lucha por salir adelante, del tratamiento y felizmente de su recuperación; apareció relampagueante, la noticia de un accidente, de la hija de Liliana, mi prima. Andrea Miranda Guerinoni, murió fuera de su patria, en el lejano Egipto, donde poco pudieron hacer, sus padres, desde lima.

Es difícil comprender una muerte, más aún si es una persona joven, dedicada al arte, e iniciando una vida. Es difícil aceptar ello. Sus padres, tiene una prueba muy grande, que nadie quisiera pasar. Esas vallas tan altas, que sólo los más capaces las superan.

El tiempo hará su trabajo y ayudará a menguar el dolor. Por mi parte, quiero expresar mi solidaridad, y aunque no me atreví a asistir a las ceremonias fúnebres en Lima, tal vez por un temor natural a estos eventos, que están aún tan cercanos en mi mente, quiero decirles, que estoy con ellos y que tengo congoja y mucha admiración hacia ellos, y quiero decirles, que ahora les toca sublimar el dolor que les queda en el alma.

Liliana, Víctor, Pablo; desde aquí, mi cariño. Quiero contribuir con mi pluma, para que Andrea permanezca en el alma de todos. Es allí donde permanecen los grandes espíritus, allí donde nadie pude arrancarlos de nosotros. Mis oraciones por ustedes, porque nunca desistan, por que luchen con fe, y para que encuentren la paz y renazca en ustedes la alegría de Andrea, como nace el sol luego de un atardecer.

UNA VIDA NUEVA TRAE NUEVA LUZ


Luego del terremoto que azotó el Perú, el último 15 de agosto del 2007, decidimos salir unos días de Lima. La verdad, que fue muy duro pasar el sismo en un piso 17. Nadie creería cómo se puede mover una edificación, en éstas circunstancias.


Nos encontrábamos con Jorge, alistándonos para salir a comprar, cuando de pronto, empezó a tambalearse el edificio, como si fuera, la rama de una árbol, ante el viento. A pesar de que yo había pasado tres terremotos en Lima, éste me pareció el peor; es decir, el más largo y fuerte. En mi departamento, les diré, que se rompieron muchas cosas. Entre ellas una pesada escultura de un personaje andino, al que llamábamos cariñosamente, Andy. También habían muchas cosas rotas en el suelo, como jarrones y copas. Nuestra pescera, había perdido la mitad del agua y otras tantas cosas, fuera de su sitio. Fue terrible.

 
A los pocos días, quisimos mudarnos pero sin éxito; y comprendimos que lo mejor sería, como para escapar de la crisis, un viaje.

Enrumbamos a Iquitos, a la tierra natal de Jorge. Nos alojamos en la casa de sus padres, donde nos recibieron afectuosamente. Al llegar al aeropuerto, lo primero quee llamó mi intención, fue el calor sofocante. Había casi 35 grados de calor y la sensación que sentí, fue la impresión como si tuviera una parrilla muy cerca a mí, que me calentaba todo.

Allí, se sucedieron los días con mucho calor, e intensidad. La verdad, podría decirse, que su clima, es ideal para una limpieza de la piel, porque como por arte de magia, empiezas a sudar, como uno no se imagina. Tenía que cambiarme la ropa varias veces al día, aunque, ya casi al final, lo hacía menos frecuentemente, porque había logrado un grado de adaptación al calor.

Por otro lado, la ciudad ofrece una multiplicidad de olores y colores. Una ciudad, en la que se respira oxígeno, y que huele a madera, y también a plátano. Contrastan con esos otros olores, que provienen de la emisión de gases de los innumerables moto taxis, que circundan sus calles y que hacen mucho ruido.

La ciudad me pareció interesante, una ciudad movida, viva. Parece ser, que todo el mundo quiere estar desplazándose siempre. Se nota que hay alegría de vivir. Diría que es una ciudad pujante y laboriosa, que se moviliza y comercia a cada esquina, en cada momento.

Hay otras cosas interesantes también en la ciudad. Tiene sitios pintorescos y puedes viajar a través de los ríos que rodean la ciudad. Incluso se puede navegar por el río Amazonas y visitar tribus, que realizan danzas e intercambio. Si tienes mayor presupuesto, puedes pernoctar en la selva, en reservas, especialmente acondicionadas.


En la ciudad, hay bares bonitos y cerveza en cantidad. Por el calor, todo momento es propicio para tomar una cerveza. Hay también mucho turismo extranjero y hay muchas historias y leyendas que fluyen al hablar con la gente.

Hay  una vegetación muy vasta así como fauna. Hay un zoológico que muestra anacondas, reptiles, felinos y una gran cantidad de mariposas e insectos.Iquitos es una buena ciudad, para dejar el invernal frío de Lima, y llenar los huesos del calor amazónico.

Iquitos es un espacio, dentro de otro, llamado Perú; donde te encontrarás, con sus costumbres, con sus comidas, con sus colores y olores. Iquitos, aquella ciudad que estaba en mi memoria y que ahora está en mi corazón, aquella ciudad de la que había oído, y ahora de la que puedo hablar. Iquitos, es grande tu ciudad, y tu río, el Amazonas. No puede ser de otra manera. Uno ve bien, cuando algo va para más. Y ésta ciudad, que parece, un poco olvidada, pronto logrará la grandeza, por que en sí, ya es grande por si misma, y por su pueblo, pujante y trabajador.

Un nuevo viaje, se encontraba en nuestro camino éste mismo año. En noviembre, fuimos al valle de Chanchamayo, en un lugar muy bonito, y que esta a no más de 400 kilómetros de Lima, sin embargo, ir allá en ómnibus, toma de siete a ocho horas, debido al serpenteante camino, que cruza los andes.

Tomamos un bus que nos llevo a una zona cálida, dejando el frío de Lima. Jorge y yo decidimos viajar.  Nos acompaño John Tremblay,  un turista americano, amigo que se ganó nuestra amistad y con quien congeniamos mucho. Llegamos a Tarma, una ciudad un poco fría y atrasada, justo en el medio entre Lima y la Merced, donde el tiempo parece haberse dormido. 

Recuerdo la diferencia, cuando la visite años antes, en busca de Andre. El Andre, que luego no quisiera saber mas de mi y del que perdí el rastro. Ese Andre, al que fui a buscarle desde Lima, para tan solo para pasar una noche con él. El Andre que me acompañó cuando mi hermano murió, y con quien compartimos momentos intensos un día de aquel pasado, que se aleja como se alejaba Tarma de nuestras vistas, dejándola con su pobreza y nostalgia detrás de nosotros.

No pude dejar de recordar, aquellos momentos; aunque ahora ya tenia otra persona, muy querida a mi lado, estrechando su mano, y a quien no le decía, lógicamente, todo aquello que pasaba por mi cabeza en aquellos instantes;  queriendo seguir adelante, y dejar atrás, la ciudad y sus recuerdos.


Seguimos subiendo en nuestro camino a la Merced, y alcanzamos mucha altura, para luego descender y ver aparecer poco a poco la vegetación. Esa vegetación que siempre aparece, cuando uno viaja de una ciudad andina, a los valles de la selva. Una vegetación cada vez mas intensa y donde aparecen árboles delgados pero inmensos. Una vegetación, que adorna sus tierras, cubriéndolas de un color de esperanza.

Luego de pasar también a través de innumerables túneles, ver aparecer ante nuestros ojos, cataratas inmensas, sortear mil y una curva, aparece San Ramón, ciudad pintoresca, muy cerca de la Merced. Entre éstas dos ciudades, distante unos cinco minutos en mototaxi una de la otra se ubica, ruidosa, una discoteca hermosa llamada, Cametza. Esta discoteca tiene una hermosa arquitectura, y poco tendría que envidiarle a otra similar, de Lima; o de cualquier ciudad importante del mundo. Es amplia y muy bonita. Allí estuvimos una noche con algunos amigos y amigas que conocimos ése mismo día, en el Tour tomado en la Merced. Con ellos, bailamos mucho y disfrutamos de una noche plena de diversión.

La ciudad de la Merced, es ceja de selva y ofrece al visitante muchos atractivos, empezando por su comida, y sus innumerables hostales y hoteles, para todo presupuesto, Esta parece ser la ciudad de donde se toman los tours, a otros valles cercanos y a innumerables cataratas, de ensueño. Desde la cual, se puede llegar a Oxapampa y a el Pozuzo, tierra de colonos alemanes, radicados cientos de años en estas tierras. También conviven aquí, la tribu de los ashaninkas, originarios de la zona, que tienen una reserva de tierras donde ofrecen alojamiento y venden innumerables objetos de artesanía y agroindustria.

Hay dos cataratas que pudimos ver y que deslumbraron nuestra atención. La de Bayoz y el velo de la novia de las cuales procuraré presentarles algunas fotos. En el camino a ellas se ve un cerro que asemeja la silueta de un andino dormido, como vigilando sus tierras. También en el trayecto, se puede conocer algunos puentes antiguos incas, de donde parten, excursiones de aventura, de caminatas y viajes en balsas.

Todo esto se ofrece al visitante, cuando uno pasea por la plaza mayor de la merced. Allí, jóvenes, con su carpeta bajo el brazo, con imágenes y precios de los tours, le dan a uno una noción de lo mucho que se puede hacer aquí.

Esta plaza que es reunión obligada de personas, y la cual uno atraviesa, para comer diariamente, se le aprecia, muy movida y alegre. No tanto como el movimiento de Iquitos, pero que parece que va en camino a desarrollarse rápidamente. Le aventaja sobre Iquitos, es que tiene más caminos de penetración y que el clima es menos hostil. La merced con un clima que parece una primavera o mejor dicho un verano limeño, alcanzo en estos días de 26 a 28 grados.

La ciudad también puede ser apreciada desde un mirador, o pequeño cerro, que tiene una gran Cruz, que la custodia. El trayecto es mejor hacerlo en mototaxi porque esta algo alejado.

Fueron pocos días, los que estuvimos allí. Fue mucho lo que vimos, y el anhelo de regresar, a completar la visita. Uno siempre deber tener donde llenarse de calor los huesos y también donde recuperar la alegría del corazón. Me agradan mucho las ciudades de selva para ello. La gente aquí parece estar preparada para recibir al visitante. La gente es alegre y su calor llena el ambiente de frescura a el alma.

Unas buenas cervezas y un buen plato servidos de carnes de la zona deleitan al más exigente comensal. La naturaleza se encarga con su verdor de llenar los ojos de colorido. Un buen baño al pie de las cataratas renueva a cualquiera y trae a uno con otros aires, de vuelta a su ciudad.

De regreso, con anécdotas y aventuras a cuestas, llenamos las alforjas con material útil, para todo buen conversador. El temor se disipa y uno contagia a los que tiene a su alrededor con los relatos acerca de estas tierras.

31 de diciembre de 2007. Se fue, un año lleno de movimiento. Un año muy especial para mí y para éste pedazo de patria llamado Perú. Son las diez de la mañana, y me acabo de despertar. Un vaso de leche, un yogurt y dos pequeños panes, cortaron mi corto ayuno de la noche. Ayer en casa de Juan Nuñez Bouroncle, la pasamos muy bien. Planeábamos lo que sería esta noche: Una cena sencilla, unas bebidas y el compartir de amigos. Todos, dispuestos a recibir con esperanza el 2008 y dejar atrás el 2007, que fue muy movido, no sólo en el quehacer político, donde se jugó, mucho de nuestro futuro, sino en cuanto a la sociedad misma, que se vio conmovida por el gran seísmo de Ica.

La mañana templada, de un tímido verano, acompaña el sueño de muchos de los que ésta noche permanecerán despiertos en medio de cohetes y bombardas, que anunciaran que un nuevo año está en marcha.

Fin de año, es un buen momento para hacer el análisis de la vida de uno mismo. De todo ello en lo que uno falló, y todo lo que debe hacerse para que esto cambie. Aquí y ahora, haré una confesión de parte, por los muchos defectos que tuve y tengo; reconozco muchos de mis errores cometidos y confieso que soy débil. Cometemos muchos errores, los que transitamos por esta vida, y nuestro deber cada año debe ser, el propósito de enmendarlos.

Este año, cumplí también 50 años de vida, y que a decir verdad, no son poca cosa. Sin embargo, me siento útil, productivo; lleno de esperanza y buenas intenciones que espero maduren pronto. Esta segunda mitad de mi vida, debo llevarla con prudencia y alegría. Debo transitar por la vida con la madurez de un hombre adulto, aunque quiero conservar, la sencillez y alegría, que me caracteriza. Quiero dar lo mejor de mi, y preocuparme también por mi salud y estabilidad.

Hacer un poco de deporte, no me vendría nada mal, en este año que se inicia y así, corregir un aspecto de mi vida, que tengo un poco descuidado. Será importante, tanto para mí, como sería igual, para cualquier persona que se precie de quererse, es decir: preservar la salud. Uno, no sólo debe vivir en función de si mismo, sino en función de los demás. Cuanto uno más se brinde a ellos, mas alegría tendrá, y más estará contento consigo mismo.

Cuando pasan los años, se ve, que mucha de la familia y amigos que tenía cercanos, se alejan; y esto, para dar paso a nuevos rebrotes de amistad y cariño. Uno va dejando lo que le arraiga, y va haciéndose más, uno, con el mundo. La felicidad, se encuentra en el momento y ocasión, que a uno le toca vivir. Allí y ahora, debemos ser felices. Allí donde estamos y con los que estamos. Esa es realmente nuestra familia y nuestro objeto de preocupación. Como uno quisiera, sin embargo, estar un rato, con aquellos que vimos pasar por nuestras vidas, y decirles, que si bien no estamos con ellos, les queremos. Uno va recorriendo camino, y a veces tiene que desarraigarse de cosas y seres tan queridos.

Personalmente, dejé en mi camino, siempre, a muchas personas que quise mucho. Padre, amigos, hermanos, profesores, compañeros, y mucha familia. A veces, esto es necesario, aunque no signifique que no les queramos; y otras veces, es inevitable, fruto del destino inexorable.

En ocasiones, también, la cercanía de las personas, hace más daño; y el recuerdo es más que suficiente. Es como esa espina del bello rosal, que juntos son uno, pero que tienen, una parte áspera y, por contraposición, otra delicada.

No hablaré aún, de todo lo que quedó en mi camino. De algunas palabras fuertes, que dañaron una amistad que suponía era mayor. Las palabras son una espada que puede servir para dañar mucho. Lo más prudente, muchas veces es callar, y que sea el tiempo, quien restañe las heridas.

Hoy quiero dar gracias a la vida por las muchas oportunidades que me ha ofrecido. Y que, a pesar, de estar casi en el abismo, me tendió siempre una cuerda de la cual sostenerme. Quiero ser fuente de esperanza, para todos aquellos que tal vez pasaron o pasan dificultades. Quiero decirles, que el más divino tesoro, entre nuestras manos, es la vida misma. Nada justifica perder la esperanza de vida. Sólo debemos escuchar nuestro corazón y así, adaptarse a todo. Siempre sin embargo, luchando con coraje y determinación.

Quiero por ello ofrecerles este poema, que es un canto mismo a la vida:

"Hoy me he de levantar con aires nuevos. Dejaré atrás todo lo que me ata. No miraré dolores, tristezas, penas, ni nada de aquello que me impida ser feliz. Arrojaré a un lado las sábanas y al ver la luz primera, agradeceré por el nuevo día; de poder oír el canto alegre de las aves, las voces de mis seres queridos; de poder ver la luz de la mañana; sentir el olor del pan horneado, y del silencio, que va quedando atrás, con la agitación de la ciudad que despierta.

Al salir de casa seré alegría para los demás, y aceptaré el saludo y sonrisa de las personas; les daré mi mejor esfuerzo y trataré de ser portador de un mensaje de paz. Ofreceré mi tiempo a quien lo necesite, y haré del servicio, una filosofía de vida. No reclamaré nada a cambio, que mi satisfacción será el deber cumplido conmigo mismo. Tendré en cuenta el ejemplo de todos aquellos que trabajan desde muy temprano y que se esmeran por ayudar a sus hermanos, a su madre enferma, o por llevar un pan para sus hijos. Aprenderé de ellos, el sacrificio, y la importancia del presente; haré como ellos, para que cada acción, sea la más importante.

Dejaré atrás las preocupaciones y sólo me preocuparé por ellas, luego de realizar mi trabajo; mientras tanto seré conciente de todos mis actos y los haré de la mejor manera posible. No temeré a equivocarme y si ello sucede, primero me reiré de mi torpeza, e inmediatamente lo intentaré de nuevo, y lo haré mejor. Nadie en la vida, deja de cometer errores, ellos no deben paralizarnos, no hay que temerles. Los problemas siempre se resuelven intentando soluciones y cuando se la encuentra, hay que tomarla como parte de nuestra vida. No es bueno caer siempre en los mismos errores, pero si lo hiciera, tendré el valor para levantarme.
Hoy quiero apreciar todo lo bello que ofrece la vida; y esto se encuentra en lo simple, en un paseo, en una conversación o en una comida sencilla. Hoy veré en cada persona una oportunidad para ser mejor; para llevarle alegría, para ofrecerle ayuda, para acompañar su soledad. No mediré el tiempo ni estaré pendiente de él, no permitiré se convierta en un yugo. Haré mis cosas con calma, organizadamente, y si algo no lo puedo hacer hoy, no me preocuparé, lo haré mañana. Dedicaré mi mejor esfuerzo, esbozaré mi mejor sonrisa, estaré aseado, limpio, y me ofreceré ante cada uno, como si tuviera una cita pendiente. Cumpliré todos los requerimientos y haré todo lo posible para ayudar al prójimo. Si la fuerza no me acompaña, no dejaré de luchar, sólo tomaré un descanso, para retornar luego, con más empeño. Por ti, por mí..."

Con éste pensamiento, me despido de éste 2007 y espero, llene de buenos augurios sus vidas. Que sea fiel testimonio de lo que uno pueda hacer por superarse. Y que todos, compartan en sus casas ésta noche, una reunión, o una comida sencilla; que sea o bien una reunión de familia, o la de amigos fraternos, y que sirva para estrechar lazos.

Este 26 de marzo, Jorge Luis cumplió 32 añitos. Como cada año esperó su cumpleaños con impaciencia. La verdad que si hay alguien a quien le gusta celebrar su cumpleaños, es a él. Desde un mes antes se preparó para recibirlo, y organizó una reunión con su familia y otra con sus amigos. Jorge Luis es de aquellas personas que envuelve con su alegría el lugar donde esté. Por eso tiene tantos amigos, y que bueno, porque sabe bien escoger a sus amistades, acercando a los que más quiere y alejándose de quienes le pueden hacer daño. Hablar de él, estando muy cerca suyo, podría hacerme hablar con poca objetividad y envolver mis sentimiento en lo que digo, pero no creo equivocarme al hablar de su prudencia y su buen juicio. Este marzo recibió la víspera de su cumpleaños a sus padres a quienes está muy agradecido siempre; también vino a casa, su hermana y cuñado. Con ellos recibimos alegremente su día en medio de algunos bocadillos y cervezas y algún ron, con la bebida que odian en Cuba, pero que todos toman fuera de Cuba, y conocen como Cuba Libre. Decir que la pasamos lindo esta demás y decir que pasó rápido el tiempo es verdad. Luego le cantamos un happy birthday y comimos un rico pastel llamado opera comprado en Don Maminos. Luego a dormir y esperar con impaciencia el día que recibiría a sus amigos. Por mi parte, pedí en mi empresa, dos días de vacaciones después del 26. Llegué temprano ese día para los últimos preparativos. Salimos a las cinco y quince de la tarde, luego de llegar de mi trabajo, para recoger la torta. Al medio día recogimos los panes que Paulo preparó con esmero, ayudado por Margot la empleada de nuestra casa. Aquí, vimos pasar la hora y como se volvían los ingredientes, en finos platillos preparados. Por otra parte sillas y mesas adornadas acompañaban el salón esmeradamente decorado por jorge con plantas y otros adornos. Los invitados empezaron a llegar a las 8 y 30 y se formó un grupo nutrido de más de 20 personas, que entre conversaciones amenas y divertidas iban bebiendo vino, whisky, ron, cervezas y sodas, que eran atendidas por Michael un mozo comprensivo por el tono cada vez mas encendido de las conversaciones. Así pasada la noche, se fueron formando grupos como en toda reunión; y amigos, y amigas, iban y venían de un sitio a otro para traer y llevar los comentarios. Cerca de las 3 y media de la mañana quedaban ya pocas personas, que pasamos al departamento, para los últimos comentarios.

En resúmen todo fue un éxito y mucha alegría se derrochó ese fin de semana culminando el viernes en la disco donde expresamos nuestros sentimientos y dejamos el stress de una semana habitual. Sin embargo, como siempre, donde hay alegría ronda, la tristeza e incertidumbre, y así el mismo sábado en la mañana, un temblor fuerte nos despertó, casi sin haber dormido, y nos trajo a la memoria el sismo de agosto del año anterior. Recién hoy lunes, estamos mejor, y Jorge supera ya, una dolencia estomacal, que también llegó, para opacar un poco la alegría de esos días y volvernos a la realidad, y así, darnos cuenta que debemos caminar con pasos cautelosos, para dar oportuna respuesta, a todo lo que se presente.

Hoy una noche calurosa de un otoño que parece verano y dispuestos a ver con nuestros ojos los que nos depara ese abril, que nos gustaría a veces no llegue, como para quedarnos en ese verano delicioso de Lima, y ataviados de prendas escasas, para soportar un calor de 29º, como hoy 31 de marzo de 2008.

El fin de semana pasado realicé un corto viaje al departamento de Ica, que se encuentra situado a menos de 300 km de Lima. Lo que se inició como un viaje de trabajo, en Pisco; se extendió al sábado 19, para realizar un viaje de placer, a Ica. El viaje me permitió ver in situ, lo que había pasado en esa zona, luego del sismo de agosto del 2007. Luego de estar en Pisco, donde se organizó todo lo necesario, para la reunión donde un grupo de empresas, coordinan el apoyo, de la empresa privada, para con las personas de la zona. Esta empresas, se han unido, para ofrecer su cooperación a los pueblos, de las zonas vinculadas, a la actividad minera y de hidrocarburos. Fue un honor para mi ver que el trabajo que apreciaba, desde mi oficina, en Lima; y donde sólo podía ver números y cifras; ofrecía una realidad muy distinta. Pude ver como una sinergia de esfuerzos, entre los cooperantes, instituciones educativas, jóvenes becados y padres de familia, hacían realidad sus sueños, y; que con su presencia, demostraban el interés y agradecimiento al programa. Esta ceremonia, coordinada y organizada por el consultor José Gómez, quien se preocupo porque cada detalle estuviera dispuesto en el modo oportuno. La ceremonia central se llevó a cabo, el viernes 18 con jóvenes participantes, de Ica y Cusco. En resumen, la reunión, fue todo un éxito, y contó con momentos de emoción, al oírse, las diferentes voces de los estamentos comprometidos.

Muy cerca a Pisco, esta la bella bahía de Paracas, que visitamos por unos minutos, en la mañana, y donde tomé algunas fotografías pintorescas que muestran la zona, su hábitat y diversidad biológica. Luego de la ceremonia, opté por extender el periplo por un día más, en ir a conocer, Ica, su ciudad y entorno. Para ello tomé un ómnibus, de la empresa Soyuz que me llevó hasta Ica por 3 soles cincuenta, en menos de una hora. Allí, sin conocer mucho la ciudad, salí con mi maletín, a buscar un hotel donde pasar la noche, el cual, encontré a menos de dos cuadras de la plaza de armas. Esta plaza, ostenta un bello obelisco y piletas de agua, que lo circundan. En la plaza, esperé a Jorge, quien vino a darme el encuentro. Ica como Pisco, han sido muy dañadas por el sismo, pero a su vez se ve que están saliendo adelante con el esfuerzo de sus habitantes y la ayuda internacional. Para mi, fue una sorpresa ver una ciudad con tanto movimiento económico y de personas. Se ven por tos lados calles bulliciosas, muy pobladas, pero a la vez muy desordenadas, con tránsito, caótico y peligroso. La ciudad misma parece tener un aire no muy pacífico y si se quiere viajar allí, para buscar paz y relax, la visita obligatoria, debe ser ir a la Huacachina. Esta laguna, que antaño, tuvo aguas termales, hoy es mantenida, artificialmente, con agua, que llega a través de una cañería, que está visible literalmente. Visitamos, la Huacachina, tanto de noche como de día. Se ve que es muy visitada por turistas, para fines de relax y aventura. A su alrededor tiene construcciones, que ofrecen alojamiento. También hay muchos bares, que invitan a pasar momentos inolvidables. Cercana a ella, se puede practicar deportes en arena, o bien atravezar las dunas cercanas en carros acondicionados, para atravesar el desierto. Un viaje que corto, pero que me ha dado fuerzas para continuar y entrar al próximo invierno de Lima, que parece no llegar nunca.


Son pocas las ciudades, que con tan sólo, oír su nombre, nos llena de admiración. Son ciudades con tradición milenaria, y que han surgido, porque allí hubo y hay un gran pueblo que las cimiente. Ciudades que su historia, siempre fue creciendo y en las que nunca se apagó la mecha triunfadora que las coronan. Cusco, es una de ellas y tuve la oportunidad de visitarla alrededor del año 1985. Hoy 23 años después se me presenta la oportunidad de volverla a ver, de recorrer sus calles empedradas, y sentirme dentro de una cosmópolis.


Generalmente quien la visita, piensa que le gustaría quedarse a vivir allí. En mi primer viaje, siete días me fueron insuficientes para recorrerla, y gozar de sus deleites visuales. Como muchos pensé, que algún día me gustaría vivir allí. Aunque no se presentó la oportunidad para ello, hasta hoy, sin embargo, una vez más, caminaré al lado de sus muros incas, incrustados, muchas veces, en construcciones españole o modernas.



Cuzco es maravilla del mundo, no sólo, por su belleza arquitectónica, sino especialmente, por Macchu Picchu, montaña, que hoy se inmortaliza, en fotos mil, y que ha sido declarada una de las 7 maravillas del mundo moderno. Cuzco le deja al visitante, un gusto muy especial; tanto por su artesanía, comidas, y muchos de los grandiosos restos arqueológicos que ostenta, y que sumados a los que la Universidad de Yale, en estados Unidos, conserva ilegalmente, forman parte del acervo cultural de ese pueblo, corazón del Perú.


El martes 3 de junio del 2008 llegué nuevamente a la ciudad y les presento dos poemas que reflejan un poco mi sentir, al partir de Lima. El primero, un poema, que escribió mi abuelo Juan Luis, al dejar Lima, momentos previos a uno de sus viajes y refleja lo que es dejar la casa cercana; y dice así:




ADIOS A LIMA



Adiós Lima querido, adiós hermosa

ciudad en donde vi la luz primera;

parto a donde me lleva mi destino

adiós, última vez... ¡quizá no vuelva!



Adiós tierra querida. Lima galana;
me ausento de tus lares, con pena tanta

que siento por mis ojos correr las lágrimas...
Lima: al partir te dejo

¡Te dejo el alma!



Quizá no vuelva a ver a los queridos

seres que dejo en tu querido seno

¡Adiós última vez! Lima: tus torres

ya se pierden confusas a lo lejos.

Dejo en Lima una madre
dejo una hermana;

que al venirme he dejado

desesperadas;

otras personas dejo
también amadas

Lima: Al partir te dejo

¡Te dejo el alma!

Muy lejos yo estaré; pero mi mente

estará fija en ti; Lima querido

los días tan felices que he pasado

¡no creas que echaré nunca en olvido!

¡OH Lima! en tu seno
dejo a mi amada

guárdala hasta que vuelva

Lima galana...

Lima: al partir te dejo

¡Te dejo el alma!

Adiós Lima querido; adiós hermosa

ciudad en donde vi la luz primera;

parto a donde me lleva mi destino...

Adiós, última vez... ¡Quizá no vuelva!



Abordo del: "Loa", Mayo 20 de 1901



El otro poema recogido en 1614, por Juan de De Santa Cruz Pachacuti, habla de un sentimiento hacia el Creador. El implorar al Dios Supremo de los Incas, el Dios Desconocido: El Viracocha, por su protección y así dejarlo todo a su voluntad:



VIRACOCHA


Poderoso cimiento del mundo

tú dispones:

"Sea éste varón,
sea ésta mujer".

Señor de la fuente sagrada,

tú gobiernas

hasta el granizo.

¿Dónde estás

-como si no fuera
yo hijo tuyo-

arriba,

abajo,

en el intermedio

o en tu asiento de supremo juez?

Óyeme,
tú que permaneces

en el océano del cielo

y que también vives

en los mares de la tierra,

gobierno del mundo,

creador del hombre;

los señores y los príncipes,

con sus torpes ojos

quieren verte,
mas cuando yo pueda verte

y conocer y alejarme,
y comprender, tú me verás
y sabrás de mí.

El Sol y la Luna,
el día y la noche,
el tiempo de abundancia
y del frío están regidos

y al sitio dispuesto

y medido

llegarán.

Tú, que me mandaste

el cetro real,

óyeme

antes de que caiga

rendido y muerto.


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De ésta manera, salí con la nostalgia de quien deja la tierra querida, y por otra parte, cómo quien se envuelve en el pensamiento del pueblo Inca.



Cusco me recibió con una noche fría del mes de junio y cerca de los menos 2 grados centígrados. Tuve el agrado de reunirme con mi primo Javier y su esposa Rosina, que se encontraban en excursión turística. No es raro por estos días ver llena la ciudad de turistas nacionales y sobre todos extranjeros. Todos, expectantes de un legado milenario, y que parece nos remonta a siglos atrás, porque caminar, entre sus calles y plazas, nos hace pensar en lo grandioso del imperio Inca.


Lamentablemente, para mis intereses turísticos, a la mañana siguiente, partí hacia Quillabamba, donde iniciaría nuestro plan de trabajo. Nuestra empresa, iniciaría desde aquí, una seri de acercamientos, con municipalidades como la de Echarate, con quienes coordinábamos la ayuda para poblados locales.



En ésta travesía, recorrimos muchos pueblos hasta llegar a Ivochote, que está seis horas desde Quillabamba. El camino sólo afirmado, serpenteaba el río Urubamba y que tenía mucha vegetación, a medidad que nos insertábamos en ésta zona de selva.



En Ivochote, parecía terminarse el camino, y su poblado se comunicaba desde allí por medio pluvial. Botes surcados en su pequeño muelle, era a partir de allí el medio de comunicación más efectivo.


Luego de visitar varias escuelas de alternancia donde está concentrada nuestra ayuda, y al conversar con sus maestros y niños educandos, pude constatar, que el esfuerzo realizado, iba en la dirección correcta. Eran muchas caras de alegría que se veían alrededor nuestro, y era importante para nosotros saber conocer sus opiniones y realidad.

Lo que me llamó la atención, fue el comentario de una profesora, que decía que sus padres no podían creer, todo lo que ella le contaba que habían recibido como parte de la ayuda, y las nuevas esperanzas que se cernían sobre esos pueblos.

Ahora recibían formación adecuada, con medios adecuados, tenían nuevas camas y sus colchones, libros y muebles para los libros, computadoras para alumnos y profesores y en ciernes un instituto tecnológico que llevaría más educación a los niños y niñas que egresaran de sus aulas.

Además un apoyo integral en salud y en promoción de cultivos tradicionales como el café y cacao, que para ello se hacían estudios de cómo mejorarlos y de cómo impulsar su comercio.

Ya no me encontraba en la oficina viendo cómo se entregaba el dinero, sino ahora en el campo, viendo su verdadera utilidad y el compromiso con pobladores, autoridades y maestros.

Luego de pasar tres a cuatro días de intensos viajes y hacer todo lo posible para encaminar en el sentido adecuado los esfuerzos, volvimos a Quillabamba primero y luego al Cusco por carretera en parte asfaltada y que nos traía de vuelta a la ciudad imperial, después de pasar por nevados que pasaban los 4,200 metros de altura.

El camino, difícil y que nos obligó a cambiar de llanta una vez y esperar en otro tramo pacientemente que se resuelva un accidente de tránsito, nos trajo primero a Ollantaytambo y luego al hermoso Cusco.

Allí el sábado 7 en la noche le recorrí por algunas de sus calles del sector de san Blas, donde un fino retablo en madera pude apreciar de lejos, como atisbando, lo que dejé en reconstrucción en mi primer viaje y que ahora lucía espléndido, por su restauración.



















































































































El doce de Enero del 2007, nació Mía Fernanda, la hija de Bárbara y César. Gracias a Dios una niña sana, que vino para alegrar, a una familia, golpeada por la enfermedad de Patricia. Ella, fue el motivo, que le dio muchas fuerzas a mi hermana para poder superar su enfermedad.




Con su nacimiento, se podía ver nuevamente alegría en sus rostros; y con muchas más fuerzas, para enfrentar las dificultades de la vida.

Una vida nueva, siempre es una esperanza, y es siempre fuente de alegría.

De ver su desarrollo, de ver sus avances, de ver su adaptación al medio, no hace más, que henchirnos los corazones porque podemos ver el mundo con otra óptica.

A los que estamos alrededor de un recién nacido, nos vuelve más tiernos; tanto, al ver sus gráciles movimientos, esperar su sonrisa, y sus primeras palabras.

Quiera Dios, que los pasos de Mía Fernanda, ronden por el camino que siempre van los ángeles, y que sus pasos sean siempre protegidos, por el Creador. Que ella sea motivo, para que su familia se una; y que a su alrededor reine la felicidad.

Hago una oración por ella, para que tenga muchas alegrías, y que sea pródiga en los dones del Señor. Que el nuevo angelito de la familia, irradie bondad y alegría; y que sea motivo de orgullo para sus padres. Y, que todos los que estamos a su alrededor, colaboremos, para que en su vida, se conduzca, por la senda del triunfo y la prosperidad.


martes, 1 de junio de 2010

LA ESPERANZA ES LO ULTIMO QUE HA DE PERDERSE

En éstos últimos años hemos pasado muchas alegrías, así como muchas preocupaciones y tristezas. Muchas de ellas relacionadas con el aspecto material o monetario, que felizmente se han ido arreglando con nuestro esfuerzo. Desde entonces pudimos hacernos de algunas cosas, y por cierto, también de algunas obligaciones.

La vida gay, por cierto no es fácil, más aún cuando uno tiene poco tiempo recorriendo éstos campos. Más de una vez hemos enfrentado dificultades, que casi nos echaron a perder todo. Sería difícil sin embargo, enfrentar una nueva vida, cada uno por su lado. Por ello ha sido necesario que hagamos sacrificios importantes en nuestras maneras de vivir. Hoy más bien, quiero renovarle mi compromiso de amor y afecto, procurándole, hacerle todo el bien posible, porque me he dado cuenta de su real valía y que quiero vivir por él.

Luego de pasar por momentos difíciles, la vida parece darnos siempre una oportunidad. Las visitas de amigos, siempre las disfrutamos, con quienes pasamos ratos escuchando música o entablando entretenidas conversaciones, amenizadas con algún piqueo, refresco o licor. Por ejemplo, el vodka con jugo de naranja, que Jorge, lo prepara deliciosamente. La vida está hecha de momentos y hay que buscar un motivo para pasarla bien. Y cada fin de semana deben ser un claro ejemplo de ello.

Meditar sobre los hechos sucedidos y sobre las acciones que habremos de tomar para cambiar una situación que nos preocupa, hace mucho bien y es muy necesario. Es muy importante saber escuchar, y luego, actuar prudentemente; cuando alguien te aconseja. La prudencia es un gran don en la vida. A veces, o muchas veces, he desoído esa voz interior, que nos dice cómo actuar. Y muchas veces, por supuesto, he tropezado con la misma piedra.

Para mí, ha sido muy importante, cambiar aspectos de mi vida, en momentos decisivos. Lógicamente, cuando tratamos de cambiar un hábito inadecuado, se hace difícil, más bien casi imposible y parece que nos encontramos en un círculo vicioso imposible de evadir. Sin embargo la decisión tomada y la constancia han hecho posible, que esto cambie. También el hecho de no querer sufrir el daño, que conllevaría seguir en determinado, mal hábito, que apareció en mi vida, y que jugó en mi contra. Esos vicios, que se adquieren en cualquier momento de nuestras vidas, y que parecen adueñarse de nuestras vidas, de nuestra voluntad.

Por ejemplo, aquel inofensivo cigarro que fumé a escondidas en casa, y que poco a poco fue acaparando mi atención hasta llegar a consumir casi dos cajetillas diarias.
Cuando uno se da cuenta que está llegando a enviciarse en algo, hasta casi perder la noción de lo que realizas, es cuando tiene dos opciones: o paras completamente, o te entregas al vicio desenfrenadamente, soportando las consecuencias que ello implica.

La crisis de los años 1986 a 1987, me ayudó a dejar el vicio del cigarro, porque el dinero que gastaba en pagar por dos cajetillas diarias, me era necesario para otras cosas imprescindibles. De igual manera, me empecé a dar cuenta que algo andaba mal, cuando despertaba a media noche, con ganas de encender un cigarrillo. Es así que conversé con algunos amigos del vicio, y decidimos dejar de fumar. A pesar de que me costó un gran esfuerzo al principio, lo dejé por completo en el mismo día que tomamos la decisión. Esto, es algo que me sirve como punto de apoyo, cuando quiero dejar algún otro problema que me afecte, y pienso, que todos somos capaces, con esfuerzo y dedicación, de hacernos mejores a nosotros mismos.

Cuando todo parece irnos mejor en la vida, siempre hay algo que te vuelve a la realidad, para señalarte que el dolor, siempre está ligado a la vida. Justo cuando me sentía bien, la vida me reclamaría mis rezos. Hasta hoy, creía que me podía ir bien en la vida, sin elevar mis rezos y oraciones. Sin importarme, o preocuparme, si alguien estaba sin comida, sin trabajo o sin salud. Ahora me doy cuenta, cuán injusto es no pedir por otros, teniendo a las personas en el olvido, sin reclamar por ellas justicia o ayuda.

Quiero creer, que si me comunico más frecuentemente con el Hacedor, me ayudará. Hoy intentaré nuevamente, llevar mis oraciones al Señor. Hoy nuevamente, le pediré por un familiar, como lo hice ayer. Desfilan ante mi mente, todos aquellos familiares que fallecieron presas del cáncer; el abuelo Juan Luis, mi padre Rafael, mi tía Marcela, mi tío Lucho, mis primos Clarita, Mary, Gastón, Cecilia, y mi sobrina Paulet. Han sido tantos los casos de éstas enfermedades, a mí alrededor, que un poco han hecho, que nada me asombre.

Felizmente, la enfermedad de mi hermana Patricia, adquirida en el 2006, fue bien tratada por los médicos, y Dios logró que se restablezca; a pesar del sufrimiento por el tratamiento realizado. En ésta ocasión las oraciones de muchas personas alcanzaron los oídos de Dios para su curación. Esta enfermedad, me ha enseñado, que nadie es digno de ella y que sólo el destino decide quién la tiene. Aunque las causas exactas, no se conocen, hay múltiples factores que contribuyen a adquirirla, como la alimentación y el stress, que son condicionantes para que se presente la patología.

Gracias Dios mío porque escuchaste éstas palabras que te solicité en aquellos días de inicio de su enfermedad: “Quiero creer que todo le irá bien, que el universo moverá sus átomos para que ella mejore y que sobretodo, se aliviará. Sé que así será y estaré presto a contarlo, cuando así sea. Por ahora, empezaré a rezar y le pediré a todo aquel que lea éste blog, o con quien hable, que la tenga presente en sus oraciones, por ser muy buena hermana, y una muy buena amiga”

Hoy fuimos muy felices, cuando el doctor al revisarla, luego del tratamiento de radioterapia, quimoterapia y braquiterapia; dijo que era muy probable de que se recupere y de que lograría, salir adelante; y que lo que le queda, de la enfermedad, son sólo residuos que se eliminaran con éste segundo tratamiento. Nada más justo para una hermana tan buena y querida.

Hoy el cielo se acercó un poco a nosotros para darnos su luz y calor. Hoy las aves volvieron a cantar en el jardín del edén. Hoy el agua regó los campos sedientos de trigo, y nos dijo que la cosecha vendría.

Así, hoy en día, vemos otra vez la luz al final del tunel, comprendiendo, que todo esfuerzo tiene un resultado. Hoy Patricia dormirá entre nubes de algodón donde reposará su cabeza para soñar con el Creador. Hoy alimentará su sueño de ver a su nieta Mia Fernanda, grande; y luego, algún día, la acompañará, camino al altar.

Hoy le doy gracias a Dios porque después de la tempestad viene la calma; y porque la esperanza es lo último que ha de perderse.

Saber ahora que ella está bien, junto a su familia, recuperada de su enfermedad me da mucha alegría y gozo. También lo será para todos aquellos que se preocuparon por ella. No quiero que la tristeza inunde de lágrimas los ojos de quien lea esto, quiero más bien que la esperanza pueble sus corazones, y que ayuden con sus rezos a otros.

Por ahora sólo quiero decirle a Patricia, cuando lea éstas líneas, que todos la queremos muchos y que nos hace mucha falta aún. Y que es un ser humano, que llena de alegría el espacio donde habita, con sus bromas y risas, con sus ocurrencias y palabras medidas. Por todo ello hermana querida, mi corazón está contigo, en la salud y en la enfermedad; hasta siempre.